lunes, 19 de noviembre de 2012

El Elefante Pequeño

No Importa Lo Que Creciera

Seguro que aquí la gente controla el cuento del elefante. Lo cuento, por si acaso.

Érase un elefante peueñito de circo que tiraba y tiraba de su estaca, pero estaba tan profundamente clavada clavada y él era tan pequeñito pequeñito que, por más que tiraba, no conseguía hacer absolutamente nada. Lo intentaba día tras día, al amanecer, al atardecer, después de la actuación, por la noche. Cuando nadie miraba, lo volvía a intentar. Un día, llegó a la conclusión de que no podía quitar la estaca. Era un elefante demasiado pequeño. Resignado, se sentó y comenzó a llorar en silencio.

Y bajo esa mirada triste, gris, atormentada, el elefante siguió mirando su mundo. Y creció, creció hasta ser tan alto como los hombres que le maltrataban, creció aún más hasta que no había nada más alto que su cocorota en todo el circo. Pasaron los años, y los nuevos animales le miraban extrañados: ¿Por qué no se liberará de esa pequeña estaca? Se preguntaban. Pero el elefante era tan grande, y su mirada tan gris, que sentían mucho miedo y jamás se lo preguntaron.

Él era un elefante demasiado pequeño. Por eso no podía mover la estaca; por mucho que creciera, por mucho que lo intentara.


Si sólo lo hubiera intentado una vez más, ahora sería libre.

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