miércoles, 28 de noviembre de 2012

No debe pillar por sorpresa


No me digan que no se lo esperaban. Es verdad que quizás no fuimos sinceros cuando gritábamos “éstas son nuestras armas” cuando deberíamos haber añadido “de momento”. Pensé que, entre tanto asesor que tiene Mariano, seguro que había alguno que tendría alguna noción de sociobiología. O sentido común. Si lo hubiese habido, quizá se hubiera imaginado que todas las personas tienen un límite. Incluso el 15M, los indignados, y “los de las manitas”. Cuando se comenzaron a tirar, en las manifestaciones, petardos, vayas, piedras, todo el mundo se echó las manos a la cabeza. No digo que apruebe o no la violencia moralemente y, de hecho, a nivel estratégico, en el contexto de las manifestaciones habidas en Madrid, aunque desestresante, creo que es completamente inefectiva. Sólo hace falta ver los resultados de las últimas manifestaciones, heridos y detenidos.

Lo intentamos; y, venzamos o perdamos, eso debe quedar para la Historia. Tuvimos el coraje de no descargar nuestra ira contra aquellos que se reían de nosotros, aquellos que la provocaban. Aguantamos, aún temblando como flanes, cuando nos sacudían una y otra vez con sus porras. Y cuando recibíamos los golpes de vuestro terrorismo, los golpes del mercado, las palizas en comisaría, que nos llamaran el “enemigo”, nos callábamos. Los desahucios, los recortes, el paro, la miseria y la mendicidad. Los suicidios. Aguantamos, lloramos en silencio.

No se quejen de que luego lluevan piedras, porque no es nada fácil vermorir a los tuyos. Y cuando digo no se quejen no me refiero a los políticos o banqueros, que por supuesto se quejan, por sus privilegios, es lo que tiene la lucha de clases. Cuando digo no se quejen me refiero al resto de la sociedad civil, que aun sufriendo el terrorismo financiero no tuvieron el coraje de enfrentarse al gobierno del Capital, a los mercenarios antidisturbios, a la vergüenza de verse paseando en una manifestación, como si manifestarse no fuera digno. No se quejen porque si hubiera habido treinta millones de españoles en las calles, en vez de dos, cuatro o cinco, jamás hubiera habido necesidad de tirar una piedra.

Nunca, y ésto hay que dejarlo claro, quisimos tirar una mísera piedra. Confiábamos en qué no se cumplieran las palabras de Brecht, elodio contra la bajeza también desfigura el rostro. Pero no fue posible, no por nuestra falta de insistencia, sino por vuestra falta de compromiso, de apoyo, no a nosotros y a nuestra causa, sino a vosotros mismos, a vuestros padres y vuestros hijos. Por vuestra falta de amor propio.

No digo que ahora apoye o deje de apoyar esta violencia, no es el lugar ni el momento para hacerlo. Pero cada cuál debe asumir las consecuencias de lo que hace y, lo que puede ser mucho más duro, las consecuencias de lo que no hace.

martes, 27 de noviembre de 2012

Buena gente

Tú verás de quién te fías

No acostumbro a contar la historia desde el punto de vista de los buenos. Tengo empatía, sí, pero con el perdedor, con el vanidoso. ¿Acaso es empatía si ya estás en su lugar? Creo que en el fondo es por pura envidia, porque no podré alcanzarles. O, quizás, por algo más.


Pedro se despertó con los párpados pesados, pero eso no le importó; se levantó con ímpetu y apagó la alarma un minuto antes de que sonara. Cuidadosamente, acarició el cabello y la mejilla de su mujer, besándola suavemente. Ella sonrió y él se levantó. Duchándose, pensó en las complicaciones del trabajo, en cómo se las tendría que apañar para equilibrar gastos. El bebé también se había despertado y lloraba. Su madre le acurrucaba cuando él le levantó en sus brazos. Maravillado, el bebé enmudeció, abriendo los ojos como platos “De mayor serás fuerte como tu papá” le dijo. Pareció comprenderle, riendo con su carcajada de niño, y pronto se la pegó a sus padres. Su hija ya estaba desayunando mientras leía un libro de texto. Pedro se había esforzado para que la pequeña Laura tuviera la educación que él jamás había podido disfrutar. Pedro se había hecho a sí mismo; nadie confiaba en qué, pasados unos años, pudiera aprobar el Bachillerato y finalmente sacarse unas oposiciones. Pedro había sufrido mucho, y no iba a permitir que a su hija le sucediera lo mismo. Con esos pensamientos y tras despedirse de su familia se fue al trabajo. Iba en un coche modesto para su sueldo, a él no le gustaba ostentar; lo único que quería era cuidar de su familia. Tras pasar por su antiguo barrio y cruzar el puente, llegó a su lugar de trabajo. Muchos decían que era horrible pero él lo había cogido cariño.

Salió del coche y se estiró el cuello. Aquel día prometía ser duro, o eso le había comentado su jefe. Si todo salía bien, antes de las dos de la mañana podría estar en casa. Pedro entró identificándose y saludando a quien se encontraba. La jornada (en fin ¿para qué alargarnos? Ya sabíais que esta tarea iba a ser dura para el autor) transcurrió tranquilamente hasta las cinco. En esa hora, en ese mismo momento, dieron el bocinazo. Junto a sus compañeros, Pedro corrió a por su equipo de trabajo y aunque pudiera sonar macabro, todo aquello le ayudaba a desfogarse de sus problemas: la hipoteca, la familia, el colegio de la niña. Cuando trabajaba para la sociedad, ambos salían beneficiados; él se sentía mejor y su ciudad era un sitio más seguro.

Mantuvo la respiración unos instantes, con todo el peso del uniforme sobre él, mientras veía su reflejo en el cristal negro. Miró fijamente; él era un hombre que hacía bien, que hacía lo correcto. Él era Pedro Arias Fernández, él formaba parte de las Fuezas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Él era un funcionario del Estado, un trabajador por la seguridad de todos. Él luchaba por la sonrisa de su mujer y la sonrisa de su hija. Él era un miembro de la Unidad de Intervención Policial; él era, en definitiva, un buen hombre.

Bueno, pues ésto ha sido todo. No ha sido tan dificil; a lo mejor porque el valor literario del relato es más que discutible. ¿Discutible? Perdón, quise decir asqueroso. Es cierto que he cogido un ejemplo exagerado, pero es lo que hay. Seguramente, también podría haber cogido al genocida silencioso que, como buen ciudadano paga sus impuestos con los que se bombardean hospitales en Oriente Medio, bebe su taza de café tan barata a base de la explotación en Colombia, o compra un juguete para su hijo pasando por alto la esclavitud infantil que se vive en la China que lo fabrica. Este modelo, sin embargo, se acercaría demasiado a un servidor, pero ya se sabe que se ve mejor la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Quizá ésto me oriente para saber porqué no puedo escribir sobre gente buena: mientras que algunos se dedican a romper cabezas, otro se rompen la cabeza por hacer lo correcto. Los grandes medios ya han establecido quienes son los buenos. Y yo también.




PD: Esta foto no tiene nada que ver con el bastardo de Pedro Arias Fernández. Está hecha desde el cementerio clásico de Sheffield. ¡Pronto, creo, volveremos a vernos!

PPD: El nombre de Pedro Arias Fernández no hace referencia a ningún antidisturbios real. Cualquier coincidencia con la realidad es mera casualidad.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Rivales

Hay miradas que lo cambian todo

Escribí este cuentito hace un tiempo para www.escritoresderivas.es Me lo publicaron en la misma página junto a otros cuentitos cortos, cortos (como el autor, en este caso). Es, en fin, un poquito más de impotencia.
Rivales.

Sus miradas se cruzaron. Reconocieron sus facciones y recordaron su vida juntos. Infancia, juegos, también rivalidades. Caminos separados y, repentinamente, el encuentro. Durante un instante, Juan no era antidisturbios ni Ricardo llevaba su palestino. Sólo durante ese instante. Juan le golpeó gritando “No me mires, coño”. Bajó su cabeza; el dolor de Juan no desapareció.
Juan había esperado volver a encontrarse con él. Comparar sus vidas, triunfos. Derrotas, continuas a partir de una decisión. Nada podía paliar su dolor. El dolor de la mirada de Ricardo. Y no fue una mirada burlona como Juan hubiera deseado. Fue una mirada triste.


martes, 20 de noviembre de 2012

CON ESFUERZO Y VALENTÍA


Hay días que no termina de amanecer. Que el Sol se eleva, ilumina, pero ahogado en sus propios problemas se niega a ceder un poco de luz. Días negros, días malos. Un día negro es un día de resaca, suspendes un examen, uno negrísimo es en el que te deja tu pareja, te echan del curro: en ambos casos, quizá compartiendo las penas con el Sol puedas acabar un día gris, tan borracho como el astro. Pero existen días que, por más que se beba, por más que uno se hunda en la miseria de la desesperación para intentar salir de ella, los problemas siguen ahí. Muchas personas pasan por esto en el mundo; hay algunas, que nunca han pasado por otra cosa, por lo que creen que los días que son negros como el carbón tienen cierto brillo.

Eso no pasaba en España. España estaba en el mundo civilizado. Pero cuando comenzó todo (es decir, cuando lo que estaba claro seconvirtió en evidente), comenzó el terror. El paro, los recortes. Y la casa. Repentinamente, comenzaron a aumentar los desahucios, sin que nadie pareciera que pudiera detenerlos. El Sol había decidido no alumbrar a tantas familias, que los poderosos llenaron las calles de sabuesos, aterrorizados por la misma oscuridad que ellos mismos habían creado.

Pero lejos de echarse al monte, lo cuál habría estado bastantejustificado, muchos resistieron, y como aldeas galas se mantuvieron en pié, resistentes al invasor. Aguantando el chaparrón, agotando las vías legales y las humanas, sin levantar un sólo puño con ira a pesar de haber sido estafados, vendidos, odiados. Para muchos no fue suficiente. En la calle acabaron, sin poder mover ni un sólo músculo, no de muerte, sino de mera tristeza.

Ayer, sin embargo, se demostró que la resistencia tiene su efecto. Una familia de Rivas consiguió que se detuviera su desahucio: por el terror internacional de los suicidas, por la presumible aparición de un food riot, el hecho objetivo es que hoy, que era el día marcado, no les echaron de su casa. Y aún contienen el aire, emocionados, pero entre cuatro paredes y no en la puta calle, no en el frío del Madrid de Noviembre.

Ayer se detuvo un desahucio. Nadie hizo nada. Izquierda Unida intentó lavarse las manos a última hora. Fue el esfuerzo personal de esa familia, así como el apoyo de diferentes redes sociales (PAH, 15-M) a pié de calle las que consiguieron detener la barbarie del desahucio. Con esta entrada sólo quería honrarles a ellos, a los que luchan, que sí se puede. Y, aunque sea una tragedia que muchos otros desahucios se ejecuten, que haya habido suicidios e intentos de ellos, esta es una buena noticia. Pero no una de esas buenas noticias con las que hay que conformarse, no, una noticia que nos obliga a seguir hacia delante.

Hacia una Revolución. Una revolución humana, en la que primen las personas y no los mercados. No sé si ésto quiere decir extrema izquierda.

Hoy quería dedicar la entrada del blog a esta familia, y a los que luchan. Por su valentía. Por sus enseñanzas.




lunes, 19 de noviembre de 2012

El Elefante Pequeño

No Importa Lo Que Creciera

Seguro que aquí la gente controla el cuento del elefante. Lo cuento, por si acaso.

Érase un elefante peueñito de circo que tiraba y tiraba de su estaca, pero estaba tan profundamente clavada clavada y él era tan pequeñito pequeñito que, por más que tiraba, no conseguía hacer absolutamente nada. Lo intentaba día tras día, al amanecer, al atardecer, después de la actuación, por la noche. Cuando nadie miraba, lo volvía a intentar. Un día, llegó a la conclusión de que no podía quitar la estaca. Era un elefante demasiado pequeño. Resignado, se sentó y comenzó a llorar en silencio.

Y bajo esa mirada triste, gris, atormentada, el elefante siguió mirando su mundo. Y creció, creció hasta ser tan alto como los hombres que le maltrataban, creció aún más hasta que no había nada más alto que su cocorota en todo el circo. Pasaron los años, y los nuevos animales le miraban extrañados: ¿Por qué no se liberará de esa pequeña estaca? Se preguntaban. Pero el elefante era tan grande, y su mirada tan gris, que sentían mucho miedo y jamás se lo preguntaron.

Él era un elefante demasiado pequeño. Por eso no podía mover la estaca; por mucho que creciera, por mucho que lo intentara.


Si sólo lo hubiera intentado una vez más, ahora sería libre.

domingo, 18 de noviembre de 2012

En El Fin Del Mundo

De vacaciones en el fin del mundo

Me gusta viajar. Dentro de mis posibilidades que, afortunadamente, no me puedo quejar. No es que sea un Willy Fog, pero bueno, he visto más que suficiente para estar contento, lo cuál no quiere decir que, dentro de mí, sienta que haya sido ridículamente poco,.

Pues bien, ésta es una fotica de un viaje que hice hace poco, en el que a veces me pregunto si sigo estando. Aunque a alguno le pueda recordar al Muro de Adriano, en realidad no se trata de otra cosa que el Fin del Mundo. No puedo negar que me sorprendí, unos colores tan reales, sobre todo teniendo en cuenta el mundo tan absurdo del que venimos. Quizá hay que escribir principio donde pone fin.

Espero que os guste:



sábado, 17 de noviembre de 2012

Mensaje de Despedida a los Voluntarios de las Brigadas Internacionales

Jarama Valley

No es mío, pero me apetece colgarlo. Es la despedida de Ibarruri a los Brigadas Internacionales, que vinieron a España a luchar y morir por la democracia. Conozco a muchos españoles que son totalmente incapaces de siquiera luchar por ella. Atentos a la vigencia del fragmento en negrita, aunque de todo el texto en general.

Despedida


Es muy difícil pronunciar unas palabras de despedida dirigidas a los héroes de las Brigadas Internacionales, por lo que son y por lo que representan.

Un sentimiento de angustia, de dolor infinito, sube a nuestras gargantas atenazándolas... Angustia por los que se van, soldados del más alto ideal de redención humana, desterrados de su patria, perseguidos por la tiranía de todos los pueblos...
Dolor por los que se quedan aquí para siempre, fundiéndose con nuestra tierra y viviendo en lo más hondo de nuestro corazón aureolados por el sentimiento de nuestra eterna gratitud.
De todos los pueblos y todas las razas, vinisteis a nosotros como hermanos nuestros, como hijos de la España inmortal, y en los días más duros de nuestra guerra, cuando la capital de la República española se hallaba amenazada, fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio.
Y Jarama y Guadalajara, y Brunete y Belchite, y Levante y el Ebro cantan con estrofas inmortales el valor, la abnegación, la bravura, la disciplina de los hombres de las Brigadas Internacionales.
Por primera vez en la historia de las luchas de los pueblos se ha dado el espectáculo, asombroso por su grandeza, de la formación de las Brigadas Internacionales para ayudar a salvar la libertad y la independencia de un país amenazado, de nuestra España.
Comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de ideología diferente, de religiones antagónicas, pero amando todos ellos profundamente la libertad y la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros incondicionalmente.
Nos lo daban todo; su juventud o su madurez o su experiencia; su sangre y su vida, sus esperanzas y sus anhelos... Y nada nos pedían. Es decir, sí: querían un puesto en la lucha, anhelaban el honor de morir por nosotros.
¡Banderas de España!... ¡Saludad a tantos héroes, inclinaos ante tantos mártires!...
¡Madres!... ¡Mujeres! Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.
Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigiladas por perros rabiosos deseosos de clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España, amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariños, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a decirnos: «¡Aquí estamos»!, vuestra causa, la causa de España es nuestra misma causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva».
Hoy se van; muchos, millares, se quedan teniendo como sudario la tierra de España, el recuerdo saturado de honda emoción de todos los españoles.
¡Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones políticas, razones de Estado, la salud de esa misma causa por la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites os hacen volver a vuestras patrias a unos, a la forzada emigración a otros. Podéis marcharos orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y acomodaticios de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de todo riesgo.
No os olvidaremos, y, cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República española, ¡volved!...
Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis patria los que no tenéis patria, amigos, los que tenéis que vivir privados de amistad, y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo: ¡Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales!
Dolores Ibárruri, Pasionaria
1-XI-1938
FUENTE: http://er.users.netlink.co.uk/biblio/ibarruri/adios.htm

jueves, 15 de noviembre de 2012

El Día Que Ilegalizaron La Violencia

Aquel día, de aquel año

El día que ilegalizaron la violencia se consiguieron muchas cosas. Desparecieron los raptos, las violaciones, la pederastia. Desapareció el ataque racista, el robo desafortunado. También la bomba del Carrefour y los tiros en la nuca. A primera vista, se podría decir que la gente era más libre, no tenía porqué tener miedo a andar por la calle. Sin duda, era más felices: ¡Ahora la violencia era ilegal!

Pero unos pocos se dieron cuenta que esa ilegalidad no caía sobre todos. Porque aún existía el contrato basura, los gritos del encargado del Mercadona, las tasas de la Universidad, las multas por aparcamiento, los recortes en Ciencia e Investigación, las colas de espera mortales en los Hospitales. Y cuando salían a quejarse a la calle, la gente les decía a sus espaldas: se quejan de vicio ¡Ya no hay violencia!. Más aún; cuando se quisieron dar cuenta, volvieron las cargas policiales, las pelotas de goma, las detenciones de ocho contra uno. Las palizas en el calabozo, las cámaras apagadas cuando no interesan. La soledad. Y la gente volvió a repetir: ¡Vaya! Por la culpa de esos quejicas volvimos a tener violencia.

Uno que medita, por meditar, piensa que cuando se ilegalizó la violencia había otra cosa detrás; porque no se ilegalizó la policía, la guardia civil, los antidisturbios, el ejército, las empresas armamentísticas, las de mercenariado, las de seguridad. No. El día que ilegalizaron la violencia, se ahogó al pueblo llano antes de que siquiera hubiera intentado respirar. El día siguiente a ilegalizar la violencia propagaron por su prensa,su radio y televisión que tener la dignidad de defender lo tuyo es algo propio del pasado, desfasado, que hay que trabajar como burros, mirando al suelo, sin tener conciencia ni de sí, ni para sí, como una jartada de imbéciles. Así, cuando al salir de la calle cargaron contra nosotros, con sus bolas y sus porras, y la rabia de nuestro cuerpo al ver a nuestras hijas, nuestros padres, nuestras hermanas y hermanos, acribillados, amoratonados, y sólo nos quedó la violencia, sólo pudimos escoger entre dos posibilidades: o que nos odiaran todos por tener la decencia que a ellos les había faltado, o que nos odiaran todos por utilizar los medios que habían repudiado.

Y como decía Tácito: “ellos, ingenuos, llamaban civilización a lo que constituía un factor de su esclavitud

domingo, 11 de noviembre de 2012

MÁS QUE UNA INTENCIÓN

MÁS QUE UNA INTENCIÓN


No he vivido en una dictadura. No sé de que me están hablando. Los que vinieron antes de nosotros se dejaron la piel para que no hubiera dictaduras. Vivo en una democracia. Una democracia que elige un cupo de delincuentes, una democracia que ya tiene unos cuantos muertosen su lista, una democracia donde importa el color de la piel, donde te atizan por pensar. Donde la educación y la sanidad se convierten en privilegio. Donde la gente se tiene que tirar por la ventana. Donde, en fin, han pasado tantas cosas absurdas que sería estúpidas encuadrarla en una mera entrada de blog.
Sé que no me gusta. No me gusta esta democracia. No conozco otra. No me gusta ser una persona totalitaria, a pesar de que algunos me saquen parecido con un tal Iván, aunque no sé con cuál (tal vez con éste). Me gusta ayudar a la gente cuando lo necesita, igual que me gusta que me ayuden cuando lo necesito: por eso vivimos en sociedad, y no en jaurías. ¿Jauriología en vez de sociología? Creo que se me está yendo la pinza.

El Miércoles hay convocada una Huelga General, un parón económico para demostrar a los empresarios, los que llevan el cotarro, que en toda sociedad el poder realmente se ejerce de abajo arriba. Una demostración de fuerza, un pulso. Dicen que es una huelga política; ¡Nos ha jodido!, que diría Aristóteles, con eso del zoon politikon. ¿Y qué se esperaban? Toda reivindicación, finalmente, es política. Porque la política es el gobierno de la polis, de la ciudadanía; y resulta que no gobiernan los gobiernos, sino los mercados.

Derrocar a este sistema es algo más que una intención. Es una cuestión de humanidad. De decencia. De orgullo.

Y para terminar, dos videos. Dos videos que, a pesar ed quitarme el aliento, me han dado fuerzas para seguir hacia delante. Haced click en cada una de las imágenes. Muy recomendado su visionado:










¡Pasadlo bien! Al menos, lo que podáis...

viernes, 9 de noviembre de 2012

CUÉNTAME

UN CUENTO

El cuento es un tema que despierta especialmente mi interés. Los cuentos no son para niños, y de alguna manera u otra, constituimos intelectualmente un cuento de nuestra propia vida. Los más eruditos, o los más pedantes, lo llamarán narración. "Un día Pedro sale de su casa, después de que sus padres se hayan ido, se encuentra con un monstruo que, con la ayuda de un escudero y un objeto mágico, es derrotado y aplastado por el bueno de Pedrito. Muerto el monstruo, el Rey le hace casar con su hija, por muy fea que sea." Grosso modo, esta estructura es la que describe Propp en la Morfología del Cuento. Y aunque este autor la definió en relación a una serie de cuentos populares rusos, lo cierto es que el tiempo ha demostrado que es aplicable a cualquier cuento. Los cuentos también llegan a las ciencias naturales, ¿O qué os pensáis que es el Darwinismo? “Un día, un organismo unicelular sale de su casa...”. No tengo la menor idea de si la razón de esto es genética, pero esto funciona en una y otra punta del mundo. Compruébenlo.

Acabo de terminar de leer un libro que algunos han considerado como una Biblia, me refiero a “El Guión”, de John McKee. En el mismo, establece las bases para la construcción de un guión de calidad y, reduciéndolo a la mínima expresión, coincide en gran medida con lo dicho por Vladimir Propp, con una diferencia de cincuenta años (X-X). En ambos, la evolución, el cambio del personaje principal, es la línea principal de la historia. Es cierto que en el modelo de Propp (centrado en los cuentos rusos, no lo olvidemos) esta evolución lleva hacia el progreso social, cuando en McKee se relaciona más con la autoafirmación de la identidad del personaje (lo que el autor denomina personalidad).

Una respuesta ( “la estructura perfecta del cuento existe” ) abre muchos interrogantes: ¿le gusta tanto a la gente la evolución como sus héroes iconográficos? ¿Es, por lo contrario, la sociedad conservadora y utiliza los cuentos como válvula de escape, porque es incapaz de echarle coraje a la situación? Mientras a alguien se le ocurre una respuesta, os dejo con el comienzo de unos de mis cuentos favoritos, que es un cuento en sí mismo.

“La historia de todas las sociedades habidas y por haber es la historia de su lucha de clases”.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

I'm goin' home

I'M GOIN' HOME
Sean todos bienvenidos a la última, y por tanto la más nueva, tontería de Toño. Es una tontería repetitiva, como las lentejas, ya que no es el primer intento ed llevar un blog al día, con nefasto resultado, sin importar la temática. Pues bien, frente a los intentos irrefutables de la derecha mediática (véase el ejemplo de http://pago.priego.esgay.com) por dividir mis blogs, presento este último como plataforma para subir a la nube todas mis gilipolleces, sin diferenciar temática o forma, relato o ensayo, histórico o político, tetas o culos. Siempre desde una perspectiva de liberación nacional-androcéntrica franco-leninista, aunque cosas más raras verás por ahí.

¿Por qué tiestos y textos? Porque en la segunda clase de Historia Antigua, que tuvimos hace ya unos añicos, el famoso don Urruela nos dijo que conocíamos la realidad histórica a través de las fuentes arqueológicas y literarias, o para que os acordéis mejor, tiestos y textos. Al final, todo vuelve a su origen, de la misma forma que los griegos volvían a Homero (Simpson).

Para empezar, como estreno, subo a la portada como primera de las entregas (que intentaré) semanales las foticos de una exposición sobre la Historia de Chipre en la que participo, humildemente, bajo la dirección de FJ Moreno Arrastio. Cuelgo también uno de los textos con los que participo, aprovechando este día pasado por agua en Madrid: los Pueblos del Mar.

LOS PUEBLOS DEL MAR

Saqueadores. Piratas. Mercenarios. Fugitivos. Refugiados. Esclavos. Revolucionarios. Héroes. Si a día de hoy es difícil diferenciarlos, el misterio se complica si apenas tenemos unas breves referencias en egipcio para indagar su identidad. Los Pueblos del Mar son uno de los enigmas más importantes de la Antigüedad cuya presencia coincidió, si no causó, el final de una etapa que, habiendo sido rica para los Palacios, sin duda conllevó cadenas para sus pueblos.

Se ha propuesto que los Pueblos del Mar salieron desde los Balcanes como invasores, destruyendo las ruinas del imperio hitita y saquearon la costa palestina. Finalmente, en Egipto serían detenidos, tras varios asaltos, por Ramses III hacia 1176 a.C. . No fue la última vez que aparecieron en la historia del país faraónico, formando parte de otras rebeliones o incluso como aliados. Las escasas fuentes diferencian distintos grupos étnicos, tales como los Lukka, los Sherden, los Tjeker, los Peleset, los Ekwesh. Estos últimos, a menudo identificados con los Aqueos-Griegos, podrían haberse asentado después en Chipre.

No era la primera vez que los Pueblos del Mar llegaban a Chipre. Si ésta corresponde con la Alashiya egipcia, fue saqueada junto al resto del Mediterráneo antes de la llegada a Egipto. Los Pueblos del Mar se asentarían definitivamente hacia el fin del siglo XII a.C., tal como se aprecia por la aparición de un nuevo urbanismo, basado en un patio central que conecta con habitaciones adyacentes. Éste ha sido conectado directamente con la bien conocida arquitectura griega.

Sin embargo, toda la interpretación anterior choca frontalmente con el análisis más profundo que tenemos de otros movimientos migratorios, y de crisis en general. Este modelo se acerca a una perspectiva romántica de la Historia, en la que los imperios son suplantados por correrías de guerreros bárbaros que, sin embargo, castigan al anterior imperio corrupto por sus pecados y restauran un nuevo orden. Al igual que las invasiones bárbaras en Roma habrían consolidado, según
esta perspectiva, el reino de Dios en la Tierra, la sociedad chipriota post-decadencia habría instaurado un conjunto de primigenios Estados con incipientes clases medias. Es más probable que se dieran procesos más complejos. La acumulación de malas cosechas, a falta de cereal, el hambre, pudo llevar a continuos conflictos sociales que si coincidían con la presencia de bandas guerreras podían terminar por agotar el sistema caduco. La entrada de estos grupos mixtos en nuevas tierras no tuvo porqué ser a sangre y fuego, y es bastante posible que la población oprimida o la élite de segunda clase se agrupase en torno a éstos como si de liberadores se tratara.

Conocemos a los Pueblos del Mar por una serie de inscripciones a petición de la clase dirigente egipcia, haciendo referencia a una serie de hechos concretos. La identidad del enemigo como “Pueblos del Mar” es obra de aquella élite, y lo más probable es que no existiera esta unión. Lo que se ha considerado como una confederación de invasores quizá se acerca más a una acumulación de jefecillos. Según éstos fueran acumulando más poder, tomarían prestados los métodos de coacción de las sociedades más complejas, finalmente adoptándolos y tomándolos como propias.

En este contexto, se dificulta averiguar no sólo el origen social, sino el mismo origen étnico de los diferentes grupos: quiénes y cómo eran los que llegaron a Chipre, isla fundamental en el comercio del Mediterráneo oriental. Su asociación posterior con el mundo heleno, dentro del ciclo troyano, el nacimiento de la Diosa Afrodita y su relación con el culto de Idalion, demuestran que la cultura hegemónica adoptó la cosmovisión griega, pero no demuestra, aunque fuera probable, que étnicamente tuvieran relación alguna con los antiguos pueblos micénicos. No sabemos a que etnia o clase pertenecían los Pueblos del Mar; sí sabemos, en cambio, que tras su paso por la Historia (que no a causa de ello) surgieron nuevos modelos de organización social.