martes, 15 de octubre de 2013

Reflexiones en valde



El día que desapareció el Chamán era un día como cualquier otro. Ni llovía ni hacía calor, tampoco frío. El día que desapareció el Chamán, algo pareció desestabilizarse en la organización social de la tribu. Los hoplitas se convirtieron en mercenarios, y el strategos elegido ahora era un strategos autokrator; algunos ya sabían sus pretensiones, pero hasta que se fue el Chamán no fueron tan obvias. El Strategos, de nombre Beowulf, lanzaba a sus mercenarios, a su ejército privado, al frente de batalla; y éstos, aún cuando el strategos no les pedía sangre y sólo muerte, le traían piezas desangradas, mutiladas, destrozadas entre las fauces asesinas, sólo para escalar en esa escalera invisible, en aquella escalera que ¡Estúpidos! Ni siquiera existía. Pues si hubiera una escalera, si alguien que no era strategos pudiera llegar a ser strategos, sería strategos.

¿Quién lo iba a decir?


No hay comentarios:

Publicar un comentario