No Importa Lo Que Creciera
Seguro que aquí la gente controla el cuento del elefante. Lo cuento, por si acaso.
Seguro que aquí la gente controla el cuento del elefante. Lo cuento, por si acaso.
Érase un elefante peueñito de circo
que tiraba y tiraba de su estaca, pero estaba tan profundamente
clavada clavada y él era tan pequeñito pequeñito que, por más que
tiraba, no conseguía hacer absolutamente nada. Lo intentaba día
tras día, al amanecer, al atardecer, después de la actuación, por
la noche. Cuando nadie miraba, lo volvía a intentar. Un día, llegó
a la conclusión de que no podía quitar la estaca. Era un elefante
demasiado pequeño. Resignado, se sentó y comenzó a llorar en
silencio.
Y bajo esa mirada triste, gris,
atormentada, el elefante siguió mirando su mundo. Y creció, creció
hasta ser tan alto como los hombres que le maltrataban, creció aún
más hasta que no había nada más alto que su cocorota en todo el
circo. Pasaron los años, y los nuevos animales le miraban
extrañados: ¿Por qué no se liberará de esa pequeña estaca? Se
preguntaban. Pero el elefante era tan grande, y su mirada tan gris,
que sentían mucho miedo y jamás se lo preguntaron.
Él
era un elefante demasiado pequeño. Por eso no podía mover la
estaca; por mucho que creciera, por mucho que lo intentara.
Si
sólo lo hubiera intentado una vez más, ahora sería libre.
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